Aquí termina nuestra travesía a través de mi corta pero accidentada trayectoria como escritor de cuentos e historias breves. Disfruten.
Mucha oscuridad, mucho amor y mucho conocimiento para todos, pronto volveré con más oscuridad para ustedes.
"And thus has Death lived, alone in the crowd. Thus has Death died, accompanied by his loneliness." In the land of darkness under the sky, we sing for anonymity...
Anoche fue una noche muy buena… Me miro en el espejo y estoy muy ansioso por empezar mi día.
En esta ciudad hay reglas; muy estrictas reglas sobre el horario de “ellos” y “nosotros”. Yo pertenezco al clan, a la noche, pero soy diurno…
Soy hijo de un nocturno y una diurna, y por eso soy un expulsado en ambos lados. Puedo salir en la noche sin correr riesgos y durante el día, bajo el sol, laborar. Pocos compartimos ése privilegio.
Mi amante es nocturna, me casé con un diurno y mi hija es, como yo, una expulsada.
Una mano posada sobre mi hombro me saca del trance. Es mi esposo, susurrando un “Hola” lleno de amor. Me conmociono y me alegro, pero a la vez se retuerce mi corazón. “Hola amor” le digo suavemente mientras sus labios fuertes, ásperos y a la vez suaves me envuelven en un beso, su lengua dentro de mi boca. Suavemente nos retiramos y siento su cuerpo junto al mío, y por primera vez en años lo veo sonreír en el espejo, abrazándome y reposando su cabeza en mi hombro.
Ha pasado media hora y estoy despidiendo a mi hija a su escuela mientras mi esposo me prepara el 2do café del día.
Estamos solos, como aquella primera vez, él de espaldas a mí, hablando sobre lo mucho que le gustaba alguien pero que no sabía como decirlo. Recuerdo que sus padres salieron temprano ése día, lo habían dejado a cargo de la casa por un fin de semana, yo estaba esperando en su cocina porque teníamos clases más tarde. Me invitó a un café y después nos sentamos a conversar, recuerdo su mirada perdida en el espacio, su voz temblorosa. Yo estaba perdidamente enamorado de él, pero nunca hablaba de mí.
Otra vez, sus manos temblorosas me pasan una taza de café caliente y él se sienta de frente a mí. Sus azules ojos me absorben mientras el silencio se espesa entre nos, como un tóxico miasma.
Y lo hace, me dice que me ama, que por favor no me asuste, que tiene años estudiándome y que aún soy un misterio. Estoy atónito, balbuceo un “Increíble…” Y me pongo de pie. Camino hasta donde está, ahora él mira el piso. Sostengo su barbilla y miro esos ojos azules, el temor rebosa en ellos…
Se desata una vana conversación, en ésta él me cuenta de los vecinos, de cómo todos me miran con repudio y le preguntan cómo puede estar conmigo. Es la conversación de todas las mañanas. Sólo lo escucho mientras habla sobre repudio hacia los diurnos puritanos. Le digo que él una vez lo fue y me mira, como siempre, con la ira en los ojos.
…Esos mismos ojos que tantas veces vi brillar en mis fantasías, hoy tan cerca, tan anhelados. Me tiembla el labio inferior, sus ojos se llenan de lágrimas, de terror. Es momento, lo beso, noto su sorpresa al sentir mis labios presionados con tanta intensidad contra los suyos. Siento sus manos temblorosas en mis caderas mientras mi rodilla izquierda se apoya entre sus piernas…
Me pongo de pie, el café está en la mesa, me apoyo sobre la meseta y lo miro. Se pone de pie, me acorrala contra la repisa y clava sus ojos en los míos. “Lo fui” me dice con una calma muy forzada. Apoya su frente contra la mía, su mirada se suaviza y musita un “Perdóname” casi inaudible. Mi mirada está en blanco…
Nos tomó cinco minutos liberarnos de ése beso. Nos sentamos a conversar, y entre tanto hablar, nos decidimos a quedarnos en casa. Era un frío día de otoño y mis botas estaban más incómodas que nunca. Él tenía unas pantuflas y sus medias blancas. Nos metimos en su cama, sólo nos quedaba la piel y nuestras trusas, transparentes, para cubrirnos de la lluvia de caricias bajo una cobija por techo. Cada beso era una emanación de esa fuente de perlas que era nuestro corazón. Sus frías manos en mi espalda y en mi torso, mis manos sostenían su cuello…
Lo beso, se acerca a mí, su cuerpo tembloroso y sus labios ansiosos se encuentras con mis labios calmados y mi cuerpo casi inerme. Siento sus manos correr por mi espalda y tomo la oportunidad para enlazar mis brazos tras su cuello. Empieza a recorrer mi rostro, mi cuello, con sus labios, sus cálidos besos. Era como aquella primera vez en su cama.
Y suena el teléfono celular; es su jefe. “Claro señor, voy en camino” responde mi esposo, me da un beso y se despide.
Y así me quedo nuevamente con mi soledad, mis recuerdos y anhelos. Desde que puedo recordar, mi esposo parece estar casado con su jefe, siempre atento a éste. “¿Pero qué cosas?” musito entre risas, al verme a mí, el hombre más agraciado celar a mi esposo. Y el timbre en la puerta…
Es mi amante, entra de pronto en la casa, se saca la capa y el sombrero blancos y me mira a los ojos. Sus labios se entreabren y su frío beso me incinera el corazón. Sus manos reposan sobre mi pecho, cálidas, su frágil estructura sobre mí se apoya. La rodeo con mis brazos y, por primera vez, no está fría, su cuerpo cálido, lleno de vida, me impacta, contrasta conmigo…
Mi compañera se disipa en una suave llovizna de ensueño, y mi esposo entra en la casa, aún estoy cerca de la puerta. Él me mira con amor, me besa la mejilla y luego entra mi hija y repite la acción. Toman asiento.
Los escucho conversar acerca de la escuela, los chicos que tuvieron una pelea sobre otro chico; él habla de lo mucho que la quiere; ella lo besa en la mejilla; conversan levemente sobre almuerzos, cenas y postres; luego él se aproxima a mí, aún estoy en la sala, como quien espera a que el mundo empiece a girar para respirar. Él me mira, clava su suave mirada de zafiros en mis ojos huecos, me dice que me ama. “Yo también te amo” respondo suavemente, lo beso y él me abraza. “Todo va a estar bien” me susurra mientras me desmorono, me transformo en un caudal de lágrimas y mi cuerpo, mi alma, desfallece bajo el peso de la tristeza.
Hoy no iré a tomar café…
Lo interesante es que sólo nos falta una parte de la historia. No lo arruinaré...
Hasta luego y oscuridad a todos, y más que nada, amor. ^^
Yo, mi amante y un cappuccino
Eran las seis de la tarde cuando decidí que quería un café.
La tarde era fresca, otoñal. Una suave brisa mecía las ramas deshojadas de los árboles de mi calle. Caminaba lentamente, saboreando cada paso; veía todo mas no observaba nada. Era sólo yo. La brisa acariciaba mi pelo, mi rostro, y susurraba en mis oídos mil y una melodías de paz.
Llegué al café, tomé una mesa exterior, el silencio era opresor, pero era un silencio hermoso. La mesera que me atendió respetaba ese silencio, su voz apenas audible. No fue larga mi espera, no fue corto el placer de un sorbo de café, un café suave y cremoso, levemente amargo, plenamente cálido.
Y más largo el placer al aparecer ella, sus vestidos largos, negros, y su cabello negro la hacían parecer una estrella que negra había caído del cielo. Se sentó a mi izquierda, pedí más café, y con el mismo sigilo me fue entregado, como la última vez. Mi acompañante se limitaba a sonreír cuando miraba sus vacuos ojos. Era encantador aquél ambiente…
Su tersa mano se posó sobre mi mano, levemente fría, levemente débil. Sus labios entonaban melódicas palabras llenas de ligereza, superficialidad. Se acercó a mi rostro, nuestros labios se hallaron…
La suave brisa otoñal acariciaba mi rostro, el suave eco de la soledad que invadía esta ciudad era percibido por mis oídos, su silencio, profundo, hiriente hasta cierto punto, era catártico. Mas roto yacía en un segundo por el estruendo del campanario, anunciando la llegada de la reina de la lujuria, la Diosa del placer y la dadora de luz interna a las lámparas de esta calle. La noche había caído, y con ella toda la paz de esta ciudad.
Sus habitantes empezaban a salir, empezaba a renacer la ciudad, como sus habitantes, durmiendo durante el día, existiendo nocturnamente atados a un trato por la eternidad. Y mi café acabó nuevamente…
Mi amante se hallaba excitada, llegada la hora de cazar, ella sería privilegiada con una presa inmediatamente. Pero mientras le llegaba su momento, es hora de otro café.
Admiro a la mesera, su parsimonia al hablar, su sigilo al ir y volver, es un vuelo perfecto el de aquella mesera. El silencio yace destrozado por los sonidos de una ciudad que no duerme, la música estruendosa, la voz irritante de los adolescentes que recién descubren lo que la infancia les prohibía, las voces de aquellos que habían vivido más que nosotros y ya caminaban hacia el lugar que los vio nacer, crecer, y el mayor estruendo, los pasos apresurados de quienes querían un sorbo de vino tinto en el café.
Mi café se hallaba allí, como todas las veces, mi amante sorbía primero, luego yo sorbía. Conversábamos levemente mientras nuestras manos se entrelazaban. Casi era hora de volver a casa, mi tiempo estaba caducando. Y la calle oscura en que vivía se iluminaba cada vez que sus habitantes salían.
Soy un ser diurno, mi tiempo es el día, mi amante es nocturna, su vida es la noche, pero nuestra existencia, nuestros lazos, eran crepusculares, y mientras existiera el atardecer, el amanecer, nuestras vidas estarían enlazadas. Sus últimas palabras antes de despedirse de mí, no con un beso, sino con una mirada, siempre las mismas miradas, siempre las mismas palabras.
“Te amo…” el eco de su voz recorría mi corazón, llegaba a mis oídos y volvía a mi corazón, siempre en un latido…
Camino sobre mis pasos, las hojas vuelan en el viento nocturno, mi rostro se ve lacerado por las pruebas de un verano, una primavera. El café que me calentaba el alma ya está frío, mi cabeza está fría. Ya no más café, me repetía todas las noches al llegar a mi casa, sentarme frente a su retrato, y ver las palabras de su puño, el eco en mi corazón, escritas en una esquina, junto a mi única respuesta aquella tarde de invierno en que me la regaló…
Pero ¿qué es esto? Tocan a mi puerta suavemente, rompiendo la rutina a la que siempre he pertenecido. Me pongo en pie, aun creyendo que sueño tales golpes a mi puerta. Estoy frente a esta cuando repiten con suavidad, 1… 2… 3… 4… 5… 6 veces llaman y se detienen. Mi curiosidad excitada ha llegado al límite, debo abrir.
Grata sorpresa al ver a mi mesera favorita con una última taza de café, suaves sus palabras al igual que sus pasos cuando dice: “se los envía la señora…”. Tomo mi taza y le agradezco su labor. Veo que me extiende una nota…
Me siento frente al retrato nuevamente, veo la nota, más no distingo aún sus palabras, mi sorpresa me lo impide. Sorbo el café, cálido, placentero. Leo la nota: “…Amor, hoy te visitaré…”. En mis labios una sonrisa se esboza mientras siento las manos que se extienden sobre mi pecho. “…Esto no te dolerá ni un poquito… amor”
FIN
Eso es lo que habitaba mi mente hace un año... Un poquito de amor.
Grant it to me, I’ll only crush it
Grant it to me, my love will fill it
Bathe it my love will, bathe it in liquid flames
And your sadness will be washed away
Forever and ever, washed of life will your sadness be
Cleansed by fire, cleansed by blood
My love cleanse life will
From your gut, from your soul
My love cleanse of life will your existence
Deep from the shadows of this ocean
Dark as the night it portends
Overwhelming as its extension the feelings it spawns
Dreary as its inhabitants, none
Showing both of us, our very own shades
Deep beneath flesh it extends
Tendrils of death, tendrils of darkness
Tendrils of blood, dread, a nightmare
A sea nevertheless, untamable
A sea nevertheless, unfathomable
A sea within this shell, filling emptiness with nothing
A sea of nothing, of no more than shadows and death
From the vast darkness of the abyss it resembles
Born it was from the tears of a thousand suffering souls
From the very blood of innocents
The shadows of hell now inhabit such nothingness
Giving meaning to a meaningless expression of fear
Ocean of darkness, filled with the ever decaying corpses of the damned
Ocean of death, sheathed by the severed heads of The Undying
Ocean of nightmares, shaped by the endless night
Ocean of pain, The Undying to which I belong there are tortured
Flames, Sulfur, whips and maces for cover
Demons tearing apart our flesh for solace
The stripping of our pale skin for meals
The scalding chains that tie us for company
The unforgiving spikes fastening our souls to our rotting carcass
And amongst the darkness, I look up
I see the pale moon smiling at me, mocking at my disgrace
And I see the shadow that was once my own, dancing with her…
Shadow Two.
"By these means, I, your opposite, implore that you stop meddling your sources among my realm, so I will not be forced to retaliate your intrusion. In case you decline my pledge, I accept it as a means to promote war…
Yours truly, Ms. Darkness…"
That’s what Darkness would write seeing as a Sun, bright as a supernova, sinks into the everlasting darkness of a soul that’s bent on destruction. That’s what the darkness in my heart would say to those who dare shed light into it…
So, following my possible course of action, I chose to write an answer to a question that’s never been asked: Why did you leave your science and became an artist?
"Reasons of danger cross this bloated heart
In rage, in anger, in despair I see you
To blame on the weak the reasons of a nightmare
To be like you when you leave me in darkness
Is it fair to play shadow when you’re not?
To be among the hungry, swollen with food?
Sit among the hopeless as you hope?
Or perhaps listen to music when everything’s dark?
Is it fair to live, to push forth as you face others?
Is it fair to smile in other’s sadness?
Would it be wrong to answer unasked questions?
In my darkness, I see you, Light
In this sadness, you dare smile
Smile at me, at my fake smile
Smile at the tear my face runs
Wreaking havoc upon the stone soul
Endangering with madness the poor maniac
As you call forth a shade that will lead to nowhere
As you hurry your time having your place
As you stab your healthy heart, facing the dead
In the darkness I can see you
Searing my skin with your anger
Oh sun where did you come from?
Are you here to slap my failures on me again?
Were you sent to torture me?
Please, searing sun, take away your rays
Leave this soul to sink into the darkness it was born for
Leave this wanderer to dread his early demise
Leave this tortured body to its final rest
Oh sun why are you here?
Is it my destiny to face you forever?
Please, oh please, let me fall
The thread cut has been, to let go
The grinder below waits for its last meal
As I fall into darkness, sink into sadness
Go back to my true essence, spread my wings
Oh searing blue sun, let this opal angel sink
The darkness my wounds heals
The shadows my company provide
The silence I must sink into
To heal, to live, to become myself
You have taken my most precious shards, now go
Go and never return, searing light
No more darkness can I produce, doomed I am
No more shadows can I create, my art fallen has
Because you entered, I learnt to smile
Because you supported, I let go of my art
Now that it must come back, I am hurt
Hurt by its negative, come back will it not
Hurt by my innocence, trust the blade did this soul
Soul that now waits for its helper, itself
Soul that lost its shine
Soul that must now covet its art
Soul that must now harvest inspiration
From the Dead Sea, a sea of dirt
From the night glade, prairie of sand
From the fountains of pride, death
From the fountains of knowledge, death
From itself, death…
The Harvester…"
The Wolf now waits for its good old friend, in hope that the light will go away...
A veces me pregunto ¿Cómo le hacen para llevar dos vidas sin volverse locos? Y en esa pregunta hallo mi respuesta: No tienen DOBLE EMOTIVIDAD. Quizás sea una de mis cosas que parecen de asilo psiquiátrico, pero llevo una vida desgraciada porque intento vivir dos vidas emocionales a la vez: Una en mi casa, un plagio estúpido y sin sentido, pésimo y muy contra mi agrado de la postura tradicional; Otra con el mundo externo, intentando ser yo mismo pero chocando con una enorme barrera, mis sentimientos hacia alguien y mi gusto o preferencia en TODO.
Sería muy complejo explicar lo que ocurre detalladamente, pero se resume a esto: Estoy intentando ser dos personas en UNA de las vidas que llevo, mientras aprovecho mi muy mínimo tiempo en la otra para desahogarme y emplear Me-Time… Sé que es una vida estúpida y que casi no tiene razón, pero no logro deshacerme de la idea de una culpa futura que me atormentará hasta el día en que hasta mi recuerdo se desvanezca…
Ahora encontré que mientras intentaba forzarme a amar el exterior mientras amaba el interior de ése alguien, una gran parte del amor hacia el interior pereció por falta de atención. Me siento como un idiota, pero más aún, me siento un estorbo porque le estoy quitando la felicidad a esa persona. Soy un chico que no busca complicaciones, pero a la vez soy un chico que no sale de líos y desastres de magnitudes COLOSALES. Ahora me doy cuenta de que como quien soy JAMÁS seré feliz junto a esa persona porque permití que mi aprecio hacia su interior decayera. ¿Soy muy estricto? Creo que sí.
A veces es mejor sufrir hasta que te ahogues a vivir sin amor, y yo prefiero que mi sufrimiento me mate antes que perder el amor que siento. Si es la elección entre amar y morir o vivir sin amor, prefiero un solo día de vida lleno de amor. Reitero mi pregunta, ¿Cómo le hacen los infieles, los mentirosos y hasta los espías para llevar con esta dualidad, cuando a mí me está matando? ¿Acaso la razón está en mis emociones?