Tuesday, July 10, 2012

Desasosiego de verano

Tener una vida no significa estar vivo. Respirar no te hace superior, te hace parte de un mundo amplio en que debes compartir o competir por el aire. No porque mates a todos respirarás más, y no porque compartas el aire respirarás menos, todo depende de cuánto de ti das sin pedir nada a cambio...
No gano nada con años y años de terapia si en 5 minutos todo se va al drenaje, si con cada paso que doy hacia el frente me empujas tres hacia atrás. Nada gano con miles de millones de dólares invertidos en pastillas, doctores y terapias si basta con tres palabras para destruir el universo. ¿Para qué me atas a la vida si me vas a matar lentamente? ¿Para qué me pides que me quede si me estarás echando a cada día? ¿De qué sirve mi sacrificio si sólo soy leña para la hoguera que con mi propósito haces?
No hay respuestas eficientes que mantengan el universo unido, no hay palabras mágicas o salmos únicos que resuelvan un conflicto, ni sabiduría que no se encuentre con necedad. No hay manera de existir sin el constante encuentro de formas opuestas de ser, de vivir, sin el choque infranqueable del destino y el deseo. No hay néctar de los dioses, ni jarabe bendito, ni hierba milagrosa que prevenga y resuelva los conflictos, así como tampoco hay fuerza insuperable, vida inagotable o argumentos absolutos que revistan la existencia, le doten de la capacidad de franquear el universo sin jamás sufrir el conflicto que le acontece. El suplicio es parte de los seres vivos, hasta la más noble criatura experimenta la desesperación de luchar por su vida, su propósito en ambientes inhóspitos, de continuar su legado hasta rodeado de su propia estirpe; no existe criatura alguna que viva libre de conflicto, libre de dificultad, porque quien vive exento de dificultad no vive, sólo está porque hasta la existencia es una manifestación del conflicto y la superación de éstos.
¿De qué, entonces, nos sirve dotar a todos los seres vivos de capacidad para tolerar, superar y hasta evadir el conflicto si ellos mismos se causarán más conflictos? ¿De qué nos sirve apoyarnos si nosotros mismos nos empujaremos, nos embestiremos como fieras por razones nimias, vanos deseos?
Es cuando, como humanos, dejemos de ser nuestros verdugos y seamos nuestros defensores que la existencia perderá sentido, pero ganará la vida un significado nuevo: La Paz.

Y luego de un breve (si claro) desahogo les dejo un poco para pensar. Si te esfuerzas para que una persona supere sus dificultades, le das las herramientas para valerse por sí misma, le inculcas los valores más importantes que has podido hallar; ¿Por qué te comprometes en ser el mayor reto a superar, en retirar herramientas, en contrarrestar los valores, desaprobar la superación? No existe justificación para destruir a una persona desde su interior, porque no es cierto que todos tenemos un yugo que cargar y este es el mío: Cada persona carga con uno, no con todos los de su alrededor, y el que cada cual los deposite sobre esta persona no significa que esta persona está mal. No podemos justificar un exceso aminorando la experiencia más íntima de un ser vivo: su sufrimiento.
De nada me vale hablar si al final me quedo sólo, sin nadie que apoye aun cuando apoyo a quien primero me agrede.

“A veces desearía nunca haber hablado” Un lobo desdichado.