Thursday, October 09, 2008

Third installment, sorry for language... ^^

Tanto tiempo sin pasar por aquí... Aquí está el último capítulo de mi pequeña historia... Tradúzcanla si lo desean...

Twilight Demise.

What have I become? What!? These thoughts echoed through my mind as I lie there, gazing at the corpse that was once my most important person, my loved one... He lay bloodless there, ever staring at nothingness his once blue eyes... His lips parted lightly, ever grasping at a never to enter breath, forever gaping in wait of their last kiss... Limp, floppy limbs, unable to hold my body, unable to support him anymore. I killed him, out of anger, out of thirst, out of hatred... He was not my prey, he was not the one I’d chosen, he was a mistake... No he was my mistake, my burden, my guilt, my all... I would never be able to redeem my soul of this sin... I run, run away from her, her enchanting musings on her guilt... She took him away, she took away my husband, the one who’d chosen to be with me, regardless of what I’ve become... She’d taken away my daughter’s father, and she’d imprinted on our family a mark of desolation, hatred, pain and despair... No man on earth would ever stand up to his selflessness, his undying affection, his everlasting patience, comprehension... No one would overlook my mistakes, forgive my lack of attention, my spacing out on nothing... None would ever understand why I was his, how he’d gotten to love me even though all I did was be there, like a decorative object, never being capable of feeling anything except my love for him... None would ever accept my daughter and I, twilight-dwellers... He is dead, as is his daughter and husband... I had to kill them, and now I proceeded to slay the bastard who’d told me where to feed, now my informant would pay for the sins I’ve committed... He laughs at my disgrace, to him, my love for the twilit one was but a whim, an expression of my lack of self-control. I showed him better... The sun is rising, as is my daughter’s spirit, I watch them, daughter and father, and I long to hold them in my arms... Being a daylight-being, I was saved by sunrise, but they will not come back, never... I will never forget his eyes, the unique purplish-silver iris and its notorious size... He might have spaced out during our life, during his lone-time, during my time with him, but he would never overlook me, he’d never hurt me on purpose, he’d never stop listening to me, he’d never let me feel alone... Now all that lasted with me was his corpse, eerily translucent. He was vanishing, everything he was now becoming nothing. I was never one to say goodbye, I never expected this, to go on without him... I was doomed to this, to being without him, and I would be forever... What will I do without my twilight, doomed forever to this day? What will to my dark, nightly soul happen, now that no twilight adorns my life?


Aquí termina nuestra travesía a través de mi corta pero accidentada trayectoria como escritor de cuentos e historias breves. Disfruten.
Mucha oscuridad, mucho amor y mucho conocimiento para todos, pronto volveré con más oscuridad para ustedes.

Sunday, August 24, 2008

Crepúsculo, Día y Noche

Esta es la segunda parte de mi historia. Esta describe un aspecto distinto de la relación de mi personaje, sin nombre hasta la fecha...

Disfruten:

Crepúsculo, Día y Noche

Anoche fue una noche muy buena… Me miro en el espejo y estoy muy ansioso por empezar mi día.

En esta ciudad hay reglas; muy estrictas reglas sobre el horario de “ellos” y “nosotros”. Yo pertenezco al clan, a la noche, pero soy diurno…

Soy hijo de un nocturno y una diurna, y por eso soy un expulsado en ambos lados. Puedo salir en la noche sin correr riesgos y durante el día, bajo el sol, laborar. Pocos compartimos ése privilegio.

Mi amante es nocturna, me casé con un diurno y mi hija es, como yo, una expulsada.

Una mano posada sobre mi hombro me saca del trance. Es mi esposo, susurrando un “Hola” lleno de amor. Me conmociono y me alegro, pero a la vez se retuerce mi corazón. “Hola amor” le digo suavemente mientras sus labios fuertes, ásperos y a la vez suaves me envuelven en un beso, su lengua dentro de mi boca. Suavemente nos retiramos y siento su cuerpo junto al mío, y por primera vez en años lo veo sonreír en el espejo, abrazándome y reposando su cabeza en mi hombro.

Ha pasado media hora y estoy despidiendo a mi hija a su escuela mientras mi esposo me prepara el 2do café del día.

Estamos solos, como aquella primera vez, él de espaldas a mí, hablando sobre lo mucho que le gustaba alguien pero que no sabía como decirlo. Recuerdo que sus padres salieron temprano ése día, lo habían dejado a cargo de la casa por un fin de semana, yo estaba esperando en su cocina porque teníamos clases más tarde. Me invitó a un café y después nos sentamos a conversar, recuerdo su mirada perdida en el espacio, su voz temblorosa. Yo estaba perdidamente enamorado de él, pero nunca hablaba de mí.

Otra vez, sus manos temblorosas me pasan una taza de café caliente y él se sienta de frente a mí. Sus azules ojos me absorben mientras el silencio se espesa entre nos, como un tóxico miasma.

Y lo hace, me dice que me ama, que por favor no me asuste, que tiene años estudiándome y que aún soy un misterio. Estoy atónito, balbuceo un “Increíble…” Y me pongo de pie. Camino hasta donde está, ahora él mira el piso. Sostengo su barbilla y miro esos ojos azules, el temor rebosa en ellos…

Se desata una vana conversación, en ésta él me cuenta de los vecinos, de cómo todos me miran con repudio y le preguntan cómo puede estar conmigo. Es la conversación de todas las mañanas. Sólo lo escucho mientras habla sobre repudio hacia los diurnos puritanos. Le digo que él una vez lo fue y me mira, como siempre, con la ira en los ojos.

Esos mismos ojos que tantas veces vi brillar en mis fantasías, hoy tan cerca, tan anhelados. Me tiembla el labio inferior, sus ojos se llenan de lágrimas, de terror. Es momento, lo beso, noto su sorpresa al sentir mis labios presionados con tanta intensidad contra los suyos. Siento sus manos temblorosas en mis caderas mientras mi rodilla izquierda se apoya entre sus piernas…

Me pongo de pie, el café está en la mesa, me apoyo sobre la meseta y lo miro. Se pone de pie, me acorrala contra la repisa y clava sus ojos en los míos. “Lo fui” me dice con una calma muy forzada. Apoya su frente contra la mía, su mirada se suaviza y musita un “Perdóname” casi inaudible. Mi mirada está en blanco…

Nos tomó cinco minutos liberarnos de ése beso. Nos sentamos a conversar, y entre tanto hablar, nos decidimos a quedarnos en casa. Era un frío día de otoño y mis botas estaban más incómodas que nunca. Él tenía unas pantuflas y sus medias blancas. Nos metimos en su cama, sólo nos quedaba la piel y nuestras trusas, transparentes, para cubrirnos de la lluvia de caricias bajo una cobija por techo. Cada beso era una emanación de esa fuente de perlas que era nuestro corazón. Sus frías manos en mi espalda y en mi torso, mis manos sostenían su cuello…

Lo beso, se acerca a mí, su cuerpo tembloroso y sus labios ansiosos se encuentras con mis labios calmados y mi cuerpo casi inerme. Siento sus manos correr por mi espalda y tomo la oportunidad para enlazar mis brazos tras su cuello. Empieza a recorrer mi rostro, mi cuello, con sus labios, sus cálidos besos. Era como aquella primera vez en su cama.

Y suena el teléfono celular; es su jefe. “Claro señor, voy en camino” responde mi esposo, me da un beso y se despide.

Y así me quedo nuevamente con mi soledad, mis recuerdos y anhelos. Desde que puedo recordar, mi esposo parece estar casado con su jefe, siempre atento a éste. “¿Pero qué cosas?” musito entre risas, al verme a mí, el hombre más agraciado celar a mi esposo. Y el timbre en la puerta…

Es mi amante, entra de pronto en la casa, se saca la capa y el sombrero blancos y me mira a los ojos. Sus labios se entreabren y su frío beso me incinera el corazón. Sus manos reposan sobre mi pecho, cálidas, su frágil estructura sobre mí se apoya. La rodeo con mis brazos y, por primera vez, no está fría, su cuerpo cálido, lleno de vida, me impacta, contrasta conmigo…

Mi compañera se disipa en una suave llovizna de ensueño, y mi esposo entra en la casa, aún estoy cerca de la puerta. Él me mira con amor, me besa la mejilla y luego entra mi hija y repite la acción. Toman asiento.

Los escucho conversar acerca de la escuela, los chicos que tuvieron una pelea sobre otro chico; él habla de lo mucho que la quiere; ella lo besa en la mejilla; conversan levemente sobre almuerzos, cenas y postres; luego él se aproxima a mí, aún estoy en la sala, como quien espera a que el mundo empiece a girar para respirar. Él me mira, clava su suave mirada de zafiros en mis ojos huecos, me dice que me ama. “Yo también te amo” respondo suavemente, lo beso y él me abraza. “Todo va a estar bien” me susurra mientras me desmorono, me transformo en un caudal de lágrimas y mi cuerpo, mi alma, desfallece bajo el peso de la tristeza.

Hoy no iré a tomar café…


Lo interesante es que sólo nos falta una parte de la historia. No lo arruinaré...

Hasta luego y oscuridad a todos, y más que nada, amor. ^^

Friday, June 27, 2008

Yo, mi amante y un capuccino

Esta es una pequeña historia que escribi hace un año. Espero la disfruten.

Yo, mi amante y un cappuccino


Eran las seis de la tarde cuando decidí que quería un café.

La tarde era fresca, otoñal. Una suave brisa mecía las ramas deshojadas de los árboles de mi calle. Caminaba lentamente, saboreando cada paso; veía todo mas no observaba nada. Era sólo yo. La brisa acariciaba mi pelo, mi rostro, y susurraba en mis oídos mil y una melodías de paz.

Llegué al café, tomé una mesa exterior, el silencio era opresor, pero era un silencio hermoso. La mesera que me atendió respetaba ese silencio, su voz apenas audible. No fue larga mi espera, no fue corto el placer de un sorbo de café, un café suave y cremoso, levemente amargo, plenamente cálido.

Y más largo el placer al aparecer ella, sus vestidos largos, negros, y su cabello negro la hacían parecer una estrella que negra había caído del cielo. Se sentó a mi izquierda, pedí más café, y con el mismo sigilo me fue entregado, como la última vez. Mi acompañante se limitaba a sonreír cuando miraba sus vacuos ojos. Era encantador aquél ambiente…

Su tersa mano se posó sobre mi mano, levemente fría, levemente débil. Sus labios entonaban melódicas palabras llenas de ligereza, superficialidad. Se acercó a mi rostro, nuestros labios se hallaron…

La suave brisa otoñal acariciaba mi rostro, el suave eco de la soledad que invadía esta ciudad era percibido por mis oídos, su silencio, profundo, hiriente hasta cierto punto, era catártico. Mas roto yacía en un segundo por el estruendo del campanario, anunciando la llegada de la reina de la lujuria, la Diosa del placer y la dadora de luz interna a las lámparas de esta calle. La noche había caído, y con ella toda la paz de esta ciudad.

Sus habitantes empezaban a salir, empezaba a renacer la ciudad, como sus habitantes, durmiendo durante el día, existiendo nocturnamente atados a un trato por la eternidad. Y mi café acabó nuevamente…

Mi amante se hallaba excitada, llegada la hora de cazar, ella sería privilegiada con una presa inmediatamente. Pero mientras le llegaba su momento, es hora de otro café.

Admiro a la mesera, su parsimonia al hablar, su sigilo al ir y volver, es un vuelo perfecto el de aquella mesera. El silencio yace destrozado por los sonidos de una ciudad que no duerme, la música estruendosa, la voz irritante de los adolescentes que recién descubren lo que la infancia les prohibía, las voces de aquellos que habían vivido más que nosotros y ya caminaban hacia el lugar que los vio nacer, crecer, y el mayor estruendo, los pasos apresurados de quienes querían un sorbo de vino tinto en el café.

Mi café se hallaba allí, como todas las veces, mi amante sorbía primero, luego yo sorbía. Conversábamos levemente mientras nuestras manos se entrelazaban. Casi era hora de volver a casa, mi tiempo estaba caducando. Y la calle oscura en que vivía se iluminaba cada vez que sus habitantes salían.

Soy un ser diurno, mi tiempo es el día, mi amante es nocturna, su vida es la noche, pero nuestra existencia, nuestros lazos, eran crepusculares, y mientras existiera el atardecer, el amanecer, nuestras vidas estarían enlazadas. Sus últimas palabras antes de despedirse de mí, no con un beso, sino con una mirada, siempre las mismas miradas, siempre las mismas palabras.

Te amo…” el eco de su voz recorría mi corazón, llegaba a mis oídos y volvía a mi corazón, siempre en un latido…

Camino sobre mis pasos, las hojas vuelan en el viento nocturno, mi rostro se ve lacerado por las pruebas de un verano, una primavera. El café que me calentaba el alma ya está frío, mi cabeza está fría. Ya no más café, me repetía todas las noches al llegar a mi casa, sentarme frente a su retrato, y ver las palabras de su puño, el eco en mi corazón, escritas en una esquina, junto a mi única respuesta aquella tarde de invierno en que me la regaló…

Pero ¿qué es esto? Tocan a mi puerta suavemente, rompiendo la rutina a la que siempre he pertenecido. Me pongo en pie, aun creyendo que sueño tales golpes a mi puerta. Estoy frente a esta cuando repiten con suavidad, 1… 2… 3… 4… 5… 6 veces llaman y se detienen. Mi curiosidad excitada ha llegado al límite, debo abrir.

Grata sorpresa al ver a mi mesera favorita con una última taza de café, suaves sus palabras al igual que sus pasos cuando dice: “se los envía la señora…”. Tomo mi taza y le agradezco su labor. Veo que me extiende una nota…

Me siento frente al retrato nuevamente, veo la nota, más no distingo aún sus palabras, mi sorpresa me lo impide. Sorbo el café, cálido, placentero. Leo la nota: “…Amor, hoy te visitaré…”. En mis labios una sonrisa se esboza mientras siento las manos que se extienden sobre mi pecho. “…Esto no te dolerá ni un poquito… amor”


FIN


Eso es lo que habitaba mi mente hace un año... Un poquito de amor.

Wednesday, June 04, 2008

Oleada

You know what it meant... Si lo sé, sé lo que significó para ti. Una mentira, pues nunca duramos para siempre, un engaño, pues te fui infiel, un adiós porque ya no te veo... Qué irónico que hoy decida escribirte, para saludar, para decir que aún me queda amor por ti.

Estoy loco si creo que de veras me escucharás, que ignorarás los consejos de tus amigos... Vaya que soy imbécil... Pero aún así te quiero, quizás más de lo que quiero quererte, quizás hasta mañana, quizás hasta la semana entrante, quizás por siempre... Y aún cuando mi corazón se vierte en el molde hirviente de mi poesía para adquirir la belleza, la esbelta forma de una emoción, palpita, palpita sin cesar por ti, a quien hube de amar, a quien amo, a quien espero la misericorde Señora de mi alma, Diosa de paz me haga dejar de amar.

Es largo este trayecto de caídas, de moretones y maldiciones que es la vida, pero no por tu presencia vácua se hace menos larga, ni mas abarrotada de dificultades. Es tu presencia la que propicia mi dificultad, la que me hace sucumbir de dolor en las largas noches de sueños rotos, pesadillas presentes que se trastornan bajo el elíxir de los Dioses, la suave voz de una musa que susurra a mis atentos oídos las palabras que han mis manos de escribir, los trazos de mis dedos dibujar, los suaves sombreados, difuminaciones, embellecimientos que en mi tortura son producto de mi sangre, mi sufrimiento, mi acción.

La noche me acompañará a donde vaya, los suaves retazos de seda que una vez fuésen portados por mi eterno amor Soledad me acompañarán hasta esta costa, esta playa que negra, más que el petróleo, yace a nuestros pies... Y es que es este océano el que sustenta mi alma, el que contiene mi corazón, el que se desplaza en mis venas y me escucha, escucha atento a cada canción, gesto de pasión por ti. No sé si ser poético es la solución, sólo sé que es mi único aliento...

Los llantos de una depresión incurable, Wulf.

Monday, April 14, 2008

The pond of darkness

I have had a very bad year so far. I can barely see my reflection without wishing it away. There's been so many stuff lately...

A ton of us have been overlooked and hurt by those who love us. Many of us have dwelt over scars made by those who sworn to protect us. I can only think of my life, lonely and empty, when I am left alone, yet loneliness found that being around me is hard work and departed for better places. My entire life has been devoted to nothing, everytime I took a step, they lashed out at me, everytime I stood watching, they lashed at me. I've always look for permission, and I'm always denied, I don't know how to move if it's not inside. Damn this composition of self and selflessness.

Betrayed by my latter hopes, now what I could love is gone... I am so not happy, so not well. I despise the life to it given, despise the life-giver and more over, despise the feelings to it endowed. Thanks loner wolf for reading me. 'Till next time.

The wolf found a pup to take care upon, a dead pup though, needs it no more.